Vendí una casa desde el quirófano... y no es broma

Hay historias que ni queriendo se inventan. Esta es una de ellas.

Hace un tiempo me salió un granito en el pecho. Nada grave al principio, pero se infectó, me asusté… y al final me operaron dos veces.
Pasé miedo. Miedo real.
Pero no te cuento esto por eso.
Te lo cuento porque hasta en esos momentos, este trabajo me ha dado la vida.

Lo que me enseña este trabajo

La inmobiliaria no es solo vender casas. A mí me ha enseñado:

• Que soy capaz de aprender lo que me proponga

• Que soy exigente, y eso puede ser una virtud

• Que el SEO me hace ser creativa

• Que el neuromarketing me emociona

• Que las leyes me atrapan

• Que la psicología me sirve cada día

• Y que las casas y las personas… me flipan

El día de la cirugía

En la primera operación me durmieron entera (yo no podía con el miedo), pero en la segunda solo me anestesiaron la zona. Estaba despierta, tensa, y los médicos —para distraerme— empezaron a hablarme… de trabajo.

Y claro, como me dejen hablar de lo que amo… ¡me vengo arriba!
Empecé a explicar cómo está el mercado, que si una casa está bien de precio se vende en menos de un mes, que cada operación es un mundo… y entonces, el cirujano me dice:

"Pues tengo una vivienda que quiero vender…"

Yo, sin pensarlo, casi me incorporo y le digo:
"¡Vamos a verla!"

Y él, muerto de risa, me contesta:
"¡Espera que te cierre la cirugía primero!"

El remate: Conchi

Mi hermana Conchi estaba fuera esperándome.
Cuando me sacaron de quirófano y la vi, lo primero que le dije fue:
“¡Conchi, acabo de captar una vivienda!”

Imagínate su cara.
Entre el susto y la risa, me volvió a mirar como quien piensa: “Tú estás fatal.”
Y sí, puede que lo esté. Pero soy feliz así.

Y se la vendí. En menos de una semana.

Un mes después fui a la consulta de revisión. Me dio los papeles de una vivienda y quedamos para ver otra.
Le preparé el proceso… y le vendí una de ellas en menos de una semana.

No fue la cirugía lo que me sanó.
Fue volver a hablar de lo que amo.

¿Y tú? ¿Dónde vas a estar cuando decidas que ha llegado el momento de vender?

Porque si hasta en quirófano me salen compradores…
Imagínate lo que puede pasar si hablamos tranquilos, en tu casa, y con tiempo.
Te escucho cuando quieras.